La cara amable del divorcio


  • No tengo la intención de apoyar el divorcio, pero debo reconocer que existen relaciones tan complejas y violentas, que la dolorosa separación es el menor de los males. Recalco, son excepciones en donde permanecer juntos, lastimándose y de paso haciendo daño a sus hijos, no es la mejor opción. Acá les daré una razón para ello.
  • Ésta es la historia de Viviana: "Por años percibí el matrimonio de mis padres como una unión feliz. Pasado un tiempo descubrí que las cosas no eran como yo creía. Mi padre le había sido infiel a mi madre en varias ocasiones y, como consecuencia de ello, dejó de sostener económicamente la casa y a la familia. Sumado a ello, había obtenido grandes deudas en sus tarjetas de crédito, por lo cual vinieron a casa y nos embargaron los enseres necesarios para cubrir la deuda: un dinero que mi papá no había gastado con nosotros. Fue entonces que, cansada de esa situación, mi madre decidió que era el momento de terminar con su callado sufrimiento.
  • Pese a que el matrimonio estaba irremediablemente roto, mis padres no se separaron sino hasta que la relación se volvió más tormentosa para todos. Estuvieron juntos dos años más, hasta que mi padre se fue de casa. Me gustaría decir que todo mejoró, pero tuvieron que pasar más o menos diez años más, hasta que la relación de mis padres se convirtió en lo que siempre debió ser y no fue, sino hasta ahora: la de grandes amigos que se respetan y tienen largas y agradables conversaciones".
  • A veces el divorcio puede llegar a tener un lado amable

  • Hace poco leí una nota donde se hablaba de un hombre que, después de 15 años de casado, fue sorprendido por la solicitud de divorcio de quien era su esposa. De hecho, como en todo divorcio recibió la orden de dar la mitad de todos sus bienes a su ex esposa. Él, de manera muy obediente, lo hizo partiendo en dos todas y cada una de las que habían sido las pertenencias de ambos, durante el tiempo que estuvieron casados.
  • Esto puede llegar a parecer jocoso y, por supuesto, no lo es: es patológico y nos habla de un nivel destructivo y violento en esa relación. Es una manifestación pasivo-agresiva de la impotencia y frustración que trae consigo la finalización de una relación, mismas que comenzó con altas expectativas y terminó siendo la solicitud de divorcio con bienes partidos a la mitad, de manera muy literal. Si a esto le agregas que, en la mayoría de los matrimonios rotos, hay hijos de por medio, lo mejor para todos es que el fin tenga el matiz más amable posible.
  • Con todo dicho, expondré algunos puntos a tener en cuenta para tener un divorcio en buenos términos y así garantizar la paz de todos los miembros de la familia:
  • 1. Hablen acerca de sus emociones mutuas

  • No hay una mejor manera de sacar el dolor acumulado, que hablando. Aunque no lo parezca, ese simple acto logra que te liberes del dolor acumulado tras años de ofensas. Saquen lo mejor de la situación: aprendan, cierren ciclos. Después de eso se sentirán mucho mejor.
  • 2. No olviden que alguna vez se amaron

  • Tengan en cuenta que en el pasado se amaron y por eso merecen respeto. No se trata de intentar de amarse de nuevo si la relación ha terminado, sino consiste en valorar lo que fueron antes de los conflictos.
  • 3. Recuerden las cualidades que posee el otro

  • Ve a tu futura ex pareja como alguien con muchas cualidades, aunque a veces sea difícil hacerlo. Tu ex esposo no es un monstruo: han tenido problemas, es un hecho, pero todo ser humano, por más cruel que haya sido, siempre tiene aspectos positivos, dignos de tener en cuenta.
  • 4. Asuman la parte que les toca

  • Asuman cada cual su responsabilidad en el fin de la relación. Además de eso, recuerden que siempre es mejor buscar el perdón.
  • 5. Sean firmes con la decisión tomada

  • Cuando se casaron eran adultos responsables y lo siguen siendo, así que deben asumir que la decisión tomada se ha hecho bajo esos términos, entre dos adultos. Aclaren sus dudas y no permitan confusiones.
  • 6. Busquen ayuda de profesionales

  • Nunca está de más buscar ayuda especializada, tanto de abogados como de psicólogos. Los primeros, para dejar claros los buenos términos del divorcio; los segundos, para ayudarles a sanar las heridas y superar el duelo, condición que les permitirá renacer y rehacer la vida sentimental que ha quedado fracturada.
  • 7. Los hijos, fuera del conflicto

  • A los hijos no los incluyan dentro de sus problemas maritales. Ustedes siguen compartiendo eso tan precioso, y por ellos vale la pena hacer borrón y perdonar. Mantenerse en buenos términos evitará que sus hijos se vean perjudicarlos con sus miedos y problemas.

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