Una de cada tres mujeres es infiel, según un reciente estudio


Ya lo dijo el dramaturgo francés Jean-Baptiste Poquelin Moliere a principios del siglo XVII: "Una persona es fácilmente engañada por la persona a la que ama". Y es que, las infidelidades amorosas son tan antiguas como el propio concepto de pareja. Casi siempre están asociadas al sexo masculino, una idea que, según un reciente estudio, parece que hay que empezar a quitarse de la cabeza.
Así lo confirma el último informe elaborado por el Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP) en el que han participado 3.406 mujeres respondiendo a distintas cuestiones a través de una encuesta y en el que se pone de manifiesto que una de cada tres féminas ha sido infiel en algún momento de su vida. En esta misma investigación, además, quedaba demostrado que la infidelidad femenina, al menos la confesada, es un fenómeno al alza.
Eso es lo que se desprende de la publicación Les Françaises et l'infidélité féminine à l'heure des sites de rencontre en la que, realizando un seguimiento sobre los datos históricos de adulterio en el país galo, se puede ver cómo, a diferencia de lo que ocurría en 1970, cuando sólo un 10% de ellas reconocía haber mantenido relaciones fuera de la pareja, y también en comparación con el 24% que admitía haber sido adúltera en 2001, el actual porcentaje de mujeres infieles alcanza ya el 33%.
Mucho más morbosos son los datos que hablan de cuántas mujeres estarían siendo infieles en el mismo momento de participar en la encuesta, situándose éstas en el cuatro por ciento, cifra que asciende hasta el 16% si miramos el total de mujeres que habría sido infiel en al menos una ocasión desde que comenzase a salir con su actual pareja. Quizás el dato más perturbador es el que indica que el 23% de las encuestadas admite que caería en la tentación si se le garantizara de antemano que nadie se enteraría nunca del affaire.

Las urbanitas y con mayor formación, más proclives a la infidelidad

Echando un vistazo a los pormenores del estudio, se puede observar cómo el ambiente de las grandes ciudades se revela como el más proclive a la hora de generar infidelidades. Así lo confirman el 30% de las mujeres censadas en una gran ciudad, quienes confiesan haberse sentido tentadas por un tercero. Porcentaje que desciende al 25 cuando las que responden son las que viven en localidades con un menor índice de población.
De la misma manera, aquellas mujeres que gozan de estudios universitarios, concretamente cuatro de cada diez con un título de educación superior, reconoce que podría llegar a ser infiel en un momento dado. Dato que se rebaja hasta las tres de cada diez entre las que no han accedido a la universidad.
Una serie de números que aún serían mucho mayores si bajamos el listón. Más de la mitad de las sondeadas admite haber tenido sueños húmedos con una persona distinta a su pareja, mientras que casi el 50% reconoce haberse besado o haberse dejado querer por un tercero mientras mantenía una relación estable.
En cuanto a las causas de esta deslealtad, según el IFOP, el 62% de las mujeres que no descartan dejarse atrapar por las tentadoras redes del adulterio indicaron que el aspecto físico es un factor determinante. No obstante, más allá de cómo fuese el físico del tercero, el 55% cree que podría ser infiel a su pareja si la aparición de otro hombre fuera capaz de despertar algún tipo de sentimiento en ellas y, ojo, la mitad del total de las encuestadas, en el caso de que su pareja oficial cayera en una dejadez manifiesta hacia su persona.
Como era de esperar, el auge de las aplicaciones para ligar han favorecido la infidelidad. El 42% de las que no se fía de su futuro con alguien no tendría ningún problema en servirse de estas herramientas para llevar a cabo su deslealtad.

Qué frena a las mujeres a ser más infieles

Entre las conclusiones de este estudio llama poderosamente la atención el apartado dedicado a analizar qué es lo que frustra en el último momento la infidelidad femenina. Casi seis de cada diez mujeres no la consuma por miedo a cómo la revelación de esta puede afectar a su familia, mientras que algo menos de la mitad no la lleva a cabo por temor a que la infidelidad sea finalmente descubierta por su pareja. Ante la duda, mejor no probarlo. Dicen que un tercio de quienes la prueban, repite.

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